Un exprovincial asegura
que Bergoglio protegió a los jesuitas.
"Si
estamos vivos es por él", declaran los dos curas torturados.
Álvaro
Restrepo es exprovincial jesuita y maestro de novicios. Habló con María Isabel Rueda sobre el papa Francisco, de quien
afirma que protegió en todo momento a los jesuitas que estuvieron en peligro
durante la dictadura de Videla. "Ustedes se van de Argentina porque no
puedo responder por la vida de ustedes aquí", les habría dicho Bergoglio a
los dos sacerdotes que fueron secuestrados y torturados por los militares,
quienes ahora declaran tener "gratitud" hacia el actual Papa.
"Un Papa siempre debe ser desconcertante, como Jesús", opina
Restrepo, quien conoció personalmente a Francisco.
Usted lo conoció en diversas etapas de su
vida, y hasta le dice Jorge Mario. ¿Se considera amigo del nuevo papa
Francisco?
Sí,
me encontré con él varias veces, afectuosa y respetuosamente. ¿Que si soy
amiguísimo? Depende de lo que llamemos amiguísimo. Si salimos a tomar café o
mate, no. Lo llamo Jorge Mario porque me refería así a él antes de que fuera
papa. Cuando era obispo, en alguna oportunidad le dije ‘eminencia', y él me
trataba de ‘¡che, Álvaro, mirá!'. Tuve que bajarme al mismo nivel de familiaridad.
En 1997 usted era provincial de los jesuitas,
y lo enviaron a Buenos Aires a resolver una disidencia que le habían armado a
Bergoglio, que ya era obispo de Buenos Aires...
No
deja de ser extraño que para esa misión escogieran a un provincial colombiano. Pero
no diría que fue una disidencia. Eran distintas maneras de pensar.
¿La división fue porque los más ortodoxos se
fueron con Bergoglio y los modernos se rebelaron?
Cuando
llegué a Argentina pensé eso. Que iba a encontrar a los modernos y a los
atrasados. Pero descubrí que era un problema de liderazgos. El argentino es muy
afectivo, se entrega, necesita un líder, y en cierto momento nacieron
liderazgos distintos. Unos seguían la formación de Jorge Mario y otros eran más
nuevos, una generación distinta.
¿Alguna vez se confesó con él?
Una
vez lo visité para hacerle una consulta muy personal, de orientación
espiritual, que no le puedo decir qué era. Me dio una respuesta muy bonita. Muy
especial. "Mira, Álvaro: Si eso que estás pensando es de Dios, se va a cumplir.
Si no es de Dios, te va a mostrar que no es por ahí".
¿Y sí estaba de Dios?
(Risas).
La cosa salió bien.
¿Podemos decir que Francisco es un papa menos
intelectual que Benedicto, que era un teólogo y un filósofo de muchos quilates?
Estaría
de acuerdo con que es menos intelectual, pero con una formación teológica y
filosófica muy buena, la que nos dan a los jesuitas que no lo deja a uno apenas
untadito de eso.
¿Existe el peligro de que el papado aleje a
Bergoglio de la gente, de la que ha sido tan cercano?
La
Iglesia necesita un buen papa. Un hombre tan apasionado por el evangelio que
desconcierte a todos cuantos buscan en el papado al hombre del poder y del
mando. El papa debe resultar desconcertante. Como Jesús desconcertó a sus
propios seguidores. El día en que el Vaticano sea un punto de encuentro de
todos los que sufren, ese día la Iglesia habrá encontrado el buen papa que
necesitamos.
¿Está al tanto de la controversia política
alrededor del papa, por su pasado durante la dictadura de Videla?
El
Nobel Pérez Esquivel ha hecho una aclaración que me dio gran alegría. Dijo que
"no hay ningún vínculo que lo relacione (al nuevo papa) con la
dictadura".
Otra cosa dice el periodista argentino Horacio
Verbitsky. En su libro ‘El silencio: de Paulo VI a Bergoglio', acusa al papa de
haber ‘entregado' a dos jesuitas que fueron torturados por la dictadura
militar...
Yo
conocí a esos dos jesuitas. Uno es Francisco (Franz) Jalics, de origen húngaro,
y el otro Orlando Yorio (quien ya murió).
¿Tuvo oportunidad de escuchar sus versiones?
Con
Orlando me encontré tiempo después en Montevideo. Fui a visitarlo personalmente
un día. Había salido ya de la Compañía, pero siguió de cura diocesano. Jalics
se quedó un poco más en Argentina, antes de radicarse en Alemania, y un día fue
a verme. Me dijo: "Con Jorge Mario no tengo sino gratitud". Con
Orlando las cosas sí quedaron así, con su salida de la Compañía.
El padre Yorio se murió con su versión de que
el provincial Bergoglio los había desprotegido, cuando los secuestraron de un
barrio muy pobre donde trabajaban.
Él
les dijo: "Ustedes se van de Argentina porque no puedo responder por la
vida de ustedes aquí".
¿O sea que el padre Bergoglio pudo haber
querido sacar a los sacerdotes Jalics y Yorio para protegerlos?
Esa
pregunta yo la contestaría afirmativamente ciento por ciento. Prueba de ello
está en la carta que tengo, que Jalics manda con motivo de la elección del papa
con su testimonio de que "él nos trató bien, y si estamos vivos es por
él". Lo defiende mucho.
¿Existe una carta del padre Jalics, uno de los
dos jesuitas mencionados, pronunciándose a favor del papa?
Se
la voy a traducir del italiano, a su vez traducida del alemán, como me llegó:
"Viví en Buenos Aires a partir de 1957. En 1974, movido por el íntimo
deseo de vivir el Evangelio y de estar atento a la tragedia de los pobres, con
el permiso del arzobispo y del entonces provincial Jorge Mario Bergoglio, y
junto con otro confratello (Orlando), fuimos a habitar en una favela, en un
barrio miserable de la ciudad. En la situación de entonces, o sea, de guerra
civil, fueron muertos por la junta militar, en el espacio de uno a diez años,
cerca de 10.000 personas. Guerrilleros de izquierda y civiles inocentes. A
causa de informaciones falsas y tendenciosas, nuestra situación fue
interpretada mal, aun dentro de la vertiente intereclesial. En aquel tiempo
habíamos tomado contacto con uno de nuestros colaboradores laicos porque entró
a hacer parte de la guerrilla. Nueve meses después, cuando fue arrestado ese
señor, interrogado por los militares, tuvieron conocimiento de nosotros".
Continúa Jalics: "En la hipótesis de que hubiésemos tenido algo que ver
con la guerrilla, fuimos arrestados. Después de un interrogatorio de cinco días
el oficial que había dirigido el interrogatorio nos dijo que nos iba a liberar.
En sus palabras: "Padre, porque ustedes de ninguna manera son culpables.
Ya les buscaré el modo de que vuelvan a trabajar por los pobres". A pesar
del apoyo de esa afirmación de algún modo incomprensible, fuimos sin embargo
mantenidos en cárcel cinco meses, encadenados y con los ojos vendados".
¿Y en qué parte habla del papa?
Aquí
viene: "Después de ser liberados, no estoy en grado de hacer ninguna
declaración en contra del arzobispo Bergoglio. Abandoné Argentina. Después de
años tuve la oportunidad de hablar con él sobre lo que había sucedido. Hemos
celebrado públicamente juntos la misa y nos hemos abrazado. No queda nada que
tenga que ser reconciliado. Y por lo que a mí respecta, lo considero como un
incidente absolutamente cerrado. Le deseo al papa Francisco abundancia de
bendición en su ministerio".
¿De dónde sacó esa carta?
Me
la mandaron de la curia general por medio de un jesuita que trabaja allá. De
manera que no es por lavarme las manos, pero recuerdo la charla con Jalics, en
la que personalmente me contó que había hablado con Bergoglio, y que todo
estaba muy bien.
¿Por razones políticas, están tratando de
enlodar al papa Francisco? El régimen de los Kirchner no lo quiere...
Hay
muchas personas que han tenido sus contradicciones con Jorge Mario.
¿Algún ala de la Iglesia perdió con la
elección de este papa jesuita argentino? ¿Quizá el Opus Dei?
Le
respondo lo que en alguna oportunidad me dijo el padre general Kolvenbach:
somos muy distintos. Cuando tanta gente de buena voluntad dice que la Iglesia
necesita un buen papa, no se refiere a que el nuevo papa tenga que ser
conservador, o progresista, de derechas, o de izquierda. Lo que importa es que
el nuevo papa sea un hombre libre y decidido. Creo que ése es Jorge Mario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario