martes, 4 de septiembre de 2012

Gestos que hablan de nosotros mismos


El pasado mes de junio estuvo repleto de pasiones y emociones en torno al futbol, cuando España se proclamó campeona de Europa. En medio de ellas se produjo un triste suceso. Y un gesto solidario que vale la pena destacar.
El 11 de marzo de 2011 el jugador de fútbol del Betis, Miki Roqué, anunció su retirada. Tenía un tumor maligno en la pelvis. Fue operado sin éxito y el pasado 24 de junio falleció.
La madre de Miki era de La Pobla de Segur, el pueblo de otro jugador de futbol: Pujol.
En el mítico estadio de Wembley, nada más levantar la copa de la Champions, Puyol mostró una camiseta que decía «Ánims, Miki!»
Fue un gesto bonito. Pero no fue el único en el que se evidenció la solidaridad con el desconocido, que se había convertido en amigo. Puyol había decidido correr con los gastos del tratamiento de Roqué.

Decía Teresa de Calcuta que "el que cree de verdad, predica sin predicar". Lo acontecido me parece que tiene un gran predicamento.
Hay profetas de catástrofes que se empeñan en airear la frustración derivada de la falta de gestos. Rebelémonos contra ellos, sin caer en la ingenuidad.
Reconozcamos que en nuestra sociedad hay sombras pero también hay luces. Hay gestos que son magníficos testimonios de empatía, solidaridad y esperanza. Esperanza de que un mundo mejor no solo es posible sino que hay gente que ya se ha puesto en marcha para hacerlo posible.
Seamos conscientes de que con gestos como ese no sería necesario estar incidiendo, continuamente, en declaraciones sobre valores e ideales.
Lo acontecido traduce en gestos concretos los valores propios de una ética de mínimos a la que cualquier credo debe conducirnos. Impulsémosla, pues. Es mi deseo para ésta vuelta del verano.
(Artículo publicado por Alejandro Córdoba en http://blogs.periodistadigital.com/creyentes-y-responsables.php/2012/09/02/gestos-a-valorar-y-ensalzar ).
¿LO SABÍAS?.
La tele no nos cuenta estas cosas, parece que "no interesa divulgar las BUENAS NOTICIAS", no interesa que pensemos en nuestra capacidad de "cambiar o transformar la realidad", no interesa -eso parece- que tengamos motivos de esperanza ni creamos que "otro mundo es posible si queremos, si nos ponemos manos a la obra".
Puede que pensemos también: "Ya, pero yo no tengo el dinero ni la fama que tiene Puyol para que pueda producir el efecto de esto que dice la noticia". Y... tendrás razón pero también es cierto que "no hace falta ser Puyol ni nadie que no seamos nosotros mismos para hacer grandes cosas todos los días aún con los gestos más sencillos"; tenemos donde elegir y hay millones de ejemplos:
  • Darnos entre nosotros -en la familia- los buenos días cada amanecer con un saludo, un beso o un abrazo,... pero con alegría, de corazón.
  • Saludar a los vecinos: darles los buenos días, o buenas tardes o noches.
  • Ayudar a las personas mayores a cruzar una calle o llevarles la compra hasta su portal.
  • Ceder un asiento en la guagua a una mujer embarazada o a una persona anciana.
  • Compartir con los amigos y compañeros del colegio nuestros juegos y juguetes, libros u otros instrumentos de entretenimiento.
  • Hacernos amigos con presteza del que llega nuevo a nuestro cole, ayudarle a sentirse acogido como uno más.
  • Colaborar con alegría en las tareas del hogar: hacer las camas, limpiar la casa, poner y quitar la mesa, cuidar de las plantas y animales domésticos,... sin que nadie nos lo tenga que sugerir siquiera.
  • Respetar la naturaleza evitando ensuciarla.
  • Escuchar con interés las historias de nuestros abuelos por muchas veces que las hayan contado ya.
  • Mostrarnos agradecidos cuando recibimos un bien y saber disculpar sin rencor cualquier daño.
  • Respetar aún cuando a veces no seamos respetados.
  • ...
¿Quién dijo que nosotros no podemos hacer tanto?. Ninguno de estos ejemplos ni muchos otros que se podrían añadir cuestan un céntimo, son gratis y, sin embargo, ¡¡cuánto bien pueden hacer!!, cada día, semana a semana.
La clave está en nosotros ¿queremos?. No necesitamos ser Puyol, nos basta ser nosotros mismos. Cada cual vea qué puede hacer, cada día, a cada momento.

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