sábado, 5 de octubre de 2013

¿Vale cualquier trabajo?

Como afirma la OIT, "además de generar un ingreso, el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de los individuos durante su vida laboral".
En el ámbito mundial, hay pocos ejemplos de que se ponga fin a la crisis del empleo. Esta crisis ha hecho que se estanquen e incluso disminuyan los salarios y se hagan máspenosas las condiciones de trabajo, y ha aumentado la brecha de las desigualdades. Según datos de OIT:
  1. Más de 200 millones de menores se ven obligados a trabajar como esclavos.
  2. Desde 2008 se han perdido cerca de 50 millones de empleos.
  3. 205 millones de personas viven sin empleo en todo el mundo y cada puesto de trabajo perdido representa un drama humano.
  4. Otros 870 millones —la cuarta parte de los trabajadores de todo el mundo— trabajan con empleos precarios, cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de la pobreza en sus hogares.
  5. En Europa la tasa de desempleo es del 12% y los empleos precarios alcanzan ya el 20%, según datos de Eurostat.
  6. El desempleo juvenil (22’8%) es alarmante y los mismos jóvenes piensan que no hay futuro para ellos.
Estos datos constatan que el mundo del trabajo y las familias trabajadoras son hoy el núcleo del descontento de nuestras sociedades. El trabajo, que es un bien fundamental para las personas, se está convirtiendo en empleo precario e indecente, que sacrifica a los trabajadores y trabajadoras al dios de la competitividad y del mercado. Las personas y sus derechos se ven sometidas a las exigencias de una economía indecente y nos hacen creer que esto es algo natural, normal y necesario.

Invitamos a ver con atención los siguientes documentales:


Ver además:

Al respecto de esto nos dice el papa Francisco:

“La sociedad no es justa si no ofrece a todos un trabajo o explota a los trabajadores. ¡El trabajo nos da la dignidad!. Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona. (…) “No pagar lo justo, no dar trabajo, porque sólo se ven los balances,  sólo se ve cuánto provecho puedo sacar… ¡Esto va contra Dios!. Actuamos como si las personas fueran menos importantes que las cosas que producen beneficio para los que tienen el poder político, social, económico”.

¿Qué conclusiones obtenemos de todo esto?.
¿Qué podemos hacer?, ¿cómo llevarlo a cabo?.

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