Día del estudiante y del maestro (7 de diciembre)
OBJETIVO DE LA JORNADA: Reconocer y valorar la labor de los maestros y maestras, docentes en general, y de modo especial aquéllos que llevan ya muchos años en la profesión o ya se jubilaron; valorar de igual modo la labor de los estudiantes quienes con sus estudios y buena preparación contribuyen a la construcción de un futuro mejor para sí mismos y para el mundo.
CRÓNICA DE UNA JORNADA "NORMAL".
Son las
8’30 de la mañana, suena la horripilante sirena con estruendo dando a entender
que “empieza la jornada escolar para el alumnado” que corre veloz desde la
puerta de entrada del colegio hasta el punto en que, por cursos, se agrupan
para ir a sus respectivas aulas.
Cada
profesor o tutor acompaña a su grupo hasta el aula dando los buenos días a cada
alumno/a hasta que ya por fin, a los 6 ó 7 minutos desde que sonó la sirena
están ya todos dentro del citado espacio. Aunque no todos: siempre hay
rezagados: unos llegan tarde “porque la guagua se retrasó” y no pudieron llegar
puntuales, otros “porque el desayuno en el colegio se demoró”, algunos más “porque
en casa se dejaron dormir” y ya todo lo demás fueron prisas y agobios y, al
final, retraso, impuntualidad. Es decir, hasta pasados unos buenos 15 ó 20
minutos no puede decirse que “se puede empezar la primera sesión en condiciones
dignas (no hace falta mencionar que todos los niños y niñas al reencontrarse
cada día tienen miles de historias que contarse y compartir…. y se hace
complicado obligarles a guardar silencio ya dentro del aula para que se vayan
centrando en el plan que el docente tiene ya preparado para esa sesión.
De los
posibles 55 minutos (ó 45 minutos) que dura una sesión hay que restar siempre
15 minutos en esa primera sesión (y que no pase más nada, que no haya ningún
corte más).
MÁS
INTERRUPCIONES.
Estás
dando la clase o desarrollando una actividad formativa con el grupo y de
repente tocan a la puerta: son los repartidores del desayuno de media mañana
para el alumnado cuyas familias no pueden –por razones económicas- garantizar
eso para sus hijos cada día. Ya está, unos minutos sólo dura esto… pero hay que
volver a captar y centrar la atención del grupo en las tareas que se estuvieran
llevando a cabo.
Alguien
llama al telefonillo del aula: un recado desde Secretaría (si estabas diciendo
algo a toda la clase… callas de inmediato y corres a coger el telefonillo y
mientras tanto el aula ha de permanecer inactiva para evitar ruidos que
dificulten la audición).
Llega
la profesora de “apoyo” a buscar a un par de niños para sacarlos del aula y
ejercer con ellos su labor.
A la
segunda sesión de cada día ya hay alumnos/as que solicitan ir al baño y el
trasiego de entrar y salir uno y otro (todos a la vez no puede ser) es una
constante distracción para todos.
Intentas
proyectar algo en la pizarra digital pero por razones técnicas o de caída de la
red… aquello no arranca. Has de salir del aula y buscar quien te dé la
respuesta adecuada cuando no aciertas en
la manera de solucionarlo.
CONFLICTOS.
Sería muy
raro el día en que no hubiera roces entre el alumnado. Conflictos que incluso
vienen arrastrándose desde la calle y durante días; otras veces producidos
durante el recreo y que obviamente hay que abordar aprovechando el sosiego que
da la quietud y el tiempo para la reflexión. No se puede hacer esto de
cualquier manera.
Cuando
son conflictos que tienen una fuente concreta en un momento y lugar concretos
es relativamente fácil deshilvanar y mostrar el camino para la reflexión y
solución del problema pero cuando esos conflictos tienen su raíz profunda en
otros que subyacen en la persona y que tienen que ver con otros conflictos que
ni siquiera son del alumnado sino que arrancan desde la situación familiar de cada
cual… entonces parece que todo es “dar palos al aire” y armarse de paciencia
para que cuando la cosa vuelva a estallar, por otras pseudocausas, uno pueda
mantener la calma y tener preparadas nuevas estrategias que vayan ayudando al
alumnado a interiorizar la necesidad que tiene de que “los problemas
subyacentes no arrasen con su fuerza de voluntad para controlar los impulsos de
que ellos arrancan”.
Conflictos
mil que no sólo requieren tiempo que se resta del que se dispone para todo el
alumnado sino también merman la capacidad de concentración, el normal
desarrollo de cualquier actividad, la motivación y… por supuesto el resultado
final en lo que el sistema educativo tanto exige –como si fuese lo único importante-:
el resultado final, las calificaciones, notas, producto,… o como lo quieran
llamar.
PÉRDIDA
DE AUTORIDAD.
¡Ah!, y
cuidado con lo que el profesorado diga o haga… que basta con que un alumno o
alumna diga en casa cualquier cosa que a efectos jurídicos la opinión del
docente y nada es casi lo mismo. Como mínimo, ya quedará de por vida en
entredicho y bajo sospecha.
El voto
de ese profesor/a es sólo 1; el voto de la familia entera del alumno/a son unos
cuantos más. Está muy claro a quién hay que darle la razón.
Hay
profesores/as agredidos/as, incluso físicamente, ya no sólo insultados a
diario, siendo objeto de burlas, de acusaciones falsas, ignorados en su
autoridad dentro del aula.
Dicen
que hay “libro de incidencias”, sí, lo hay, pero no pocos profesores/as
argumentan que si tuvieran que echar mano de eso cada vez que hubiera
incidencias que causan disrupción en el aula o quehacer educativo diario la
mitad del tiempo se iría sólo en eso y aún así todo seguiría igual.
¿Agendas
del alumnado?, aunque se manden “notitas para casa” o bien esas anotaciones no
llegan a quien tienen que llegar o si llegan vienen con una firma que ni se
sabe si es auténtica o no y que, por supuesto, no es garantía alguna de que la incidencia
que la motivó tenga consecuencia alguna.
El
alumnado que sistemáticamente es disruptivo en el aula sabe además que “no lo pueden
expulsar del aula” (y si lo hicieran… se dedicaría a correr por los pasillos,
esconderse donde sea, y si acaso finalmente acaba en el despacho de la
Dirección del centro… total ¿qué le van a hacer?, ¡nada!, ya sabe que todo se
queda en nada: bastará con pedir perdón, hacer un poco de paripé durante unos
días,… y volver a las mismas cuando le venga en gana: se sabe de memoria hasta
los términos con que se define su “trastorno” y las obligaciones que han de cumplir
quienes trabajen con él… pero no las suyas propias).
BUROCRACIAS
MIL.
Por no
llamarlo BURROCRACIAS. Uno recuerda a sus maestros los cuales dedicaban su
tiempo libre, fuera del horario escolar, aparte de cuidar de su familia, a
buscar recursos para atender adecuadamente las necesidades del grupo de
alumnos/as que tenía en su colegio y así facilitar el proceso de
enseñanza-aprendizaje de aquellos alumnos o alumnas que tuvieran necesidad de
mayor atención educativa.
¿Programaban?,
claro que lo hacían. ¿Revisaban su programación?, también. ¿Atendían a la
diversidad?, ¡naturalmente! que sí, por eso buscaban y fabricaban recursos
diferentes para cada alumno/a según sus necesidades.
Pero
nunca les vi con una enciclopedia de mil folios bajo el brazo donde dijera: “Programación
de Aula del curso….”. Su programación era un marco de referencia, una guía
orientativa, algo nada rígido sino algo referencial que servía para mantener la
atención sobre los objetivos a conseguir.
Eran
maestros que no terminaban su labor en el aula sino que prolongaban su interés
por sus alumnos manteniendo un contacto cercano con sus respectivas familias:
visitaban incluso los hogares de sus alumnos comentando con estos familiares el
proceso que el niño o niña estaba siguiendo en el colegio. Esto servía además,
para que estos maestros tuvieran una idea clara y muy concreta de cuál era el
ambiente real en que se desenvolvía cada uno de sus pupilos: no les hacía falta
leer informe alguno de nadie.
Y ahora…
ahora hay programaciones para todo y de todo: anual, de aula, trimestral, mensual,
por tareas, por situaciones de aprendizaje, por unidades didácticas, semanal,…
adaptaciones curriculares, de áreas transversales,… y todo ha de estar por
escrito hasta el más mínimo detalle.
Con el
PROIDEAC en Canarias tenemos las “rúbricas” (una “rúbrica” siempre ha sido una “firma”
¿verdad?), pues bien, aquí a la escala de notas de Insuficiente a Sobresaliente
(4, 5, 6, 7-8 y 9-10) se le llama también así y te dan de forma rígida qué ítems
se han de cumplir para que a un alumno le puedas poner una nota u otra; dicen
que así se consigue puntuar a cada alumno/a de forma “objetiva” a todos por
igual; es decir, se evalúan los resultados “tipo” sin tener para nada en cuenta
las realidades con que cada alumno se enfrenta a diario en todos los ámbitos de
su vida con sus circunstancias personales, familiares o socioambientales; es
algo completamente descontextualizado.
Estas
programaciones además son al final tan voluminosas que si se imprimieran
ocuparían sin exagerar más de 500 folios, sabiendo además, que al año siguiente
por supuesto han de hacerse completamente nuevas ya no sólo porque cambie el grupo
de alumnos/as del profesor/a sino porque salen nuevos decretos, nuevos términos
“pedagógicos”, etc… y claro: lo anterior ya está mal, ya no vale en absoluto, …
y todo ello viene marcado desde unas oficinas que ni saben lo que es la
realidad del aula y las necesidades reales del alumnado; menos aún vale lo que
los docentes que trabajan a diario en los centros educativos quieran plantear:
no, lo suyo sí que no vale, no cuenta, son unos atrasados, inadaptados,
obsoletos en sus métodos, incompetentes, no se actualizan, etc… y por eso
Canarias está a la cola de España y España a la cola de Europa según el informe
PISA de cada año. "Los maestros/as tienen la culpa de todo", parece gritar el sistema que dirige los tiempos actuales.
Los maestros y maestras saben que no es así, saben de sobras dónde están las raíces de tanto despropósito, de tanto daño como se está haciendo mirando para otro lado sin atajar las cuestiones de fondo:
- Hay que empezar por dar ESTABILIDAD a las familias y eso pasa por garantizar su derecho a un trabajo digno que les permita vivir también con dignidad. ¡Cuántas situaciones negativas tienen su raíz en la ausencia de un trabajo digno!; un trabajo que siempre es algo más que una remuneración: es estabilidad en el puesto de trabajo; es equilibrio de los tres tercios: trabajo, descanso, relaciones familiares; es desarrollar unas actividades estructuradas en el tiempo en las que la persona se siente útil, se realiza, se socializa, adquiere habilidades sociales, ayuda a organizar su vida,...
- Hay que favorecer la unidad en las familias de manera que padre y madre puedan vivir en armonía. Las separaciones y divorcios son una de las fuentes más desestructurantes de la mente de los niños/as; hacen falta programas que ayuden a las parejas a vivir su día a día como tales y como padres educadores de sus hijos.
- Hay que trabajar unidos, en perfecta coordinación FAMILIA-ESCUELA para que los criterios que se defienden y trabajan en cada uno de estos ámbitos sean compartidos y apoyados en el otro ámbito. No se puede ir cada uno por su lado cuando unos y otros trabajamos con las mismas personas.
- Día del estudiante y del maestro.
- Los 5 grandes problemas del profesorado español.
- Cómo la educación española se echó a perder.
- El defensor del profesor retrata los problemas más graves de los docentes.
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué piensas de la tarea de tus maestros y maestras?, ¿qué valores hallas en ellos?.
- ¿Te dedicarás a la Enseñanza?, ¿por qué sí o por qué no?.
- ¿Qué piensas del contenido de este artículo y de lo que ofrecen los enlaces "para ampliar"?.
- ¿Cómo ayudarnos unos a otros -estudiantes y docentes- a llevar a cabo nuestros respectivos cometidos en el medio docente?.
- ¿Por dónde empezar?, ¿cómo hacer en el día a día?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario